LECCIÓN 353
Mis ojos, mi boca, mis manos y mis pies tienen hoy
un sólo propósito: estar al servicio de Cristo a fin de
que Él pueda utilizarlos para bendecir al mundo con milagros.
Padre,
hoy le entrego a Cristo todo lo que es mío para que Él
lo utilice de la manera que sea más beneficiosa para el
propósito que comparto con Él. Nada es exclusivamente
mío, pues Él y yo nos hemos unido en un propósito
común. De este modo, el aprendizaje casi ha llegado a su
señalado final. Por un tiempo colaboraré con Él
en el logro de Su propósito. Luego me fundiré en mi
Identidad y reconoceré que Cristo no es sino mi Se
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