El poder de la humildad
Lunes, 2 de febrero de 2015
Antes de que los Diez Enunciados (Diez Mandamientos) le fueran
entregados a Moshé en el Monte Sinaí, se dice que hubo un alboroto en el
Cielo. Todas las montañas querían que se entregaran los Diez Enunciados
en ellas. La única montaña que se mantuvo callada fue Sinaí porque era
la más pequeña y sabía que no tenía mucho que ofrecer. Pero al final, el
Creador eligió Sinaí porque al ser la más humilde y dócil, era la única
capaz de manejar toda la energía que sería revelada en su cumbre.
Dentro de los 72 Nombres de Dios no hay guimel, que es la primera letra de la palabra gaavá, que significa “orgullo” o “ego". La razón por la que la guimel no se incluyó es porque no hay gaavá
en la estructura del Creador. La humildad es un factor clave para
sostener nuestra conexión con la Luz; el ego y el orgullo obstaculizan
nuestra habilidad de canalizar esta Energía.
Esto no significa que debemos renunciar a todo y negarnos a recibir algo. Sin embargo, sí significa que nosotros entendemos que todo lo que tenemos y todo lo que somos nos fue dado por un propósito. Somos mensajeros con los dones que tenemos, ya sea inteligencia, dinero o sabiduría.
Así que cuando decimos (y siendo humanos todos decimos esto), “Pero yo lo hice/ yo lo desarrollé/ yo lo creé/ yo
hice que ocurriera”, debemos recordar Quién nos dio nuestras
habilidades en primer lugar. Somos mensajeros aquí para canalizar la Luz
del Creador, y mientras más dejemos fuera de esto nuestra gaavá, mejores mensajeros podemos ser.
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