Nunca solicites el instante santo después de haber tratado de eliminar
por tu cuenta todo odio y temor de tu mente. Ésa es su función. Nunca
intentes pasar por alto tu culpabilidad antes de pedirle ayuda al
Espíritu Santo. Ésa es Su función. Tu papel consiste únicamente en estar
dispuesto, aunque sea mínimamente, a que Él elimine todo vestigio de
odio y de temor y a ser perdonado. Sobre tu poca fe, unida a Su
entendimiento, Él establecerá tu papel en la Expiación y se asegurará de
que lo cumplas sin ninguna dificultad. Y con Él construirás los
peldaños, tallados en la sólida roca de la fe, que se elevarán hasta el
Cielo. Y no serás tú el único que se valga de ellos para ascender hasta
él.
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