El niño que sopló el silbato. Karen Berg
Miércoles, 22 de abril de 2015
Hay una historia sobre un simple niño pastor que no sabía orar. Estaba
triste porque no sabía cómo alcanzar las Puertas del Cielo. Sin embargo,
deseó con tanta fuerza saber y estar cerca del Creador que se paró
afuera del lugar de oración, tomó su silbato y lo sopló con todo su
corazón.
Mientras tanto, dentro del lugar de oración había un grupo de personas
que conocían todas las oraciones pero que tampoco podían abrir las
Puertas del Cielo. Cuando escucharon al niño soplando su silbato,
gritaron: “¡Detente!” y luego murmuraron entre ellos: “¿Cómo puede hacer
eso? Estamos aquí en oración y meditando, y él está soplando un
silbato”.
El gran Kabbalista el Baal Shem Tov estaba entre esas personas y dijo:
“Esperen, dejen de gritarle. Las puertas están abiertas. ¡El niño abrió
las Puertas del Cielo con la sinceridad de su corazón!”.
Probablemente, la mayoría de nosotros no sabe todas las palabras de
todas las oraciones, y puede que no seamos los más cultos sobre asuntos
espirituales. Pero en realidad no importa porque, cuando nuestro
corazón es puro y cuando cantamos y oramos con gratitud y amor por estar
vivos, todos somos ese niño con el silbato
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