La tendencia que tenemos cuando un ser amado sufre, es la de sufrir con él. En nuestro gran amor y deseo porque su sufrimiento termine, nos angustiamos, nos preocupamos y lo acompañamos en su dolor, sintiendo su sufrimiento como si fuera el nuestro.
Sin embargo, hay otra forma de acompañar y ayudar a nuestros seres queridos que sufren:
Desde un lugar en el que:
Nuestra integridad personal no se comprometa ni se quebrante, y
Sin perpetuar el sufrimiento de quien sufre.
¿Sabía usted, que cuando usted se aflije, habla sobre el sufrimiento de esta persona, cuando usted, empieza a crearse el peor scenario posible en su cabeza sobre lo que le va a terminar pasando a este ser que sufre, usted no está ayudando en nada sino más bien está cooperando para que esta persona perpetúe su condición y le cueste más salir de ella?
La ayuda a los seres que están sufriendo se define como un acompañamiento respetuoso en el que debemos cuidar nuestro propio bienestar. En este acompañamiento, vamos a aprender a sostener una visión positiva, constructiva y amorosa de esta persona.
Es vital cuestionarnos si estamos dispuestos a aceptar que es posible para esta persona salir de su sufrimiento.
(Si usted mismo no siente que verdaderamente esta persona puede transformar esta situación en algo positivo, invitar el cambio y transformar sus circunstancias para crecer y evolucionar, es importante que usted se pregunte por qué usted siente que no es posible, y que usted sane en usted mismo esta creencia. Es hasta que usted puede ver, en el ojo de su mente, a esta persona en su total luz, y en una circunstancia mejorada, cuando usted realmente empieza a ayudar. Así que su primer paso, es vaciarse de sus propios temores sobre lo que puede pasar con esta persona y empezar a ejercitar su imaginación, creando una visión cada vez más clara de esta persona mejorando y recuperándose del sufrimiento o conducta negativa que está viviendo.)
La ayuda a nuestros seres queridos que sufren se da a través de permitirnos ser instrumentos de su sanación a través de permitir que la fuerza y el poder de Dios nos use como él-ella lo considere necesario para canalizar la energía sanadora de su Gracia, y esto se hace a través de remover en forma absoluta todo pensamiento que contiempla los síntomas, o todos los aspectos que forman el problema, y permitirnos pensar solamente en esta persona como puro espíritu, y poder ver ese espíritu puro que es, expresando entereza, belleza, y perfección.
¿Puede hacer esto? Reflexione mucho sobre lo que le enseño aquí. Es vital en el proceso de ayudar a los demás.
La única forma de ayudar a otro ser que sufre, es concibiéndolo fuera del sufrimiento.
Amado Padre,
Me abro a aprender una nueva forma de ayudar a los seres que sufren.
No sufriré con ellos. Sino que los veré, dentro de mi mismo, como puro espíritu, perfectos y llenos de Tu Gracia.
Los acompañaré en confianza profunda en sus habilidades, destrezas y en la pureza de su alma para crear una situación mejorada y positiva para si mismos.
Y yo viviré mi vida en alegría, notando cada cosa positiva y negándome a dejarme llevar por el sufrimiento de otros o por el mío propio.
Sean los Ángeles de la Iluminación y el Espíritu Santo en mi y en estos seres que hoy sufren y que amo tanto.
Gracias Padre,
En el nombre de Jesús.
Amén.
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