A fin de cuentas, nuestra vida se mide por la energía y el amor que hemos compartido con los demás. Sin embargo, la mayoría de nosotros no tiene un libro de notas, como el que tiene el Creador, donde están escritos todos los actos buenos y bondadosos que otras personas hacen por nosotros. Quizá cuando un viejo amigo hace algo que nos ofende, de alguna manera “olvidamos” de repente todos los buenos momentos que compartimos y todas las cosas maravillosas que hizo por nosotros. Nuestro corazón se endurece con la situación inmediata y no podemos apreciar ni ver todo lo que ocurrió antes.
Deseo que todos suavicemos nuestro corazón para que cuando veamos a los demás, veamos el amor y la bondad que han emitido. Deseo también que veamos a los demás con amor en lugar de juicio, teniendo en cuenta que lo que damos a los demás también nos lo damos a nosotros mismos, porque todos somos uno.
Karen Berg
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