La
oración es la herramienta más poderosa de manifestación. Sin embargo,
muchos la asocian con la religión y no creen que tenga control alguno
sobre la energía.
Sueles
recurrir a la oración cuando necesitas desesperadamente un milagro y
esperas que la Fuente te escuche y te responda. La oración no consiste
en expresar una lista de deseos, ni tampoco es una petición de ayuda; es
una potente herramienta de energía que debe usarse con fe, intención y
claridad. Crea un importante contenedor de energía para la manifestación
de intenciones, que es apoyado por tu fe en la asociación co-creativa
con la Fuente y tu propia herencia divina.
La
claridad es importante en la oración. Debes ser claro en lo que deseas
crear, porque te ayudará a alinearte con la energía que lo manifestará y
lo hará posible. Con frecuencia se utiliza la oración como si se
tratara de una lista de deseos, con la esperanza de que el Universo te
encuentre merecedor de lo que hay en ella o te regale exactamente lo que
deseas sin tu participación. La oración es una herramienta energética
que gestiona el flujo de energía. Para poder emplearla en su contexto
creativo más óptimo es necesario orar desde un lugar de poder, no de
debilidad o de desesperación.
La
intención es un componente importante de la oración: es el contenedor
energético para el resultado que buscas. No puedes pedirle al Universo
que manifieste algo en tu vida en tu nombre y esperar que el resultado
sea de tu agrado. La conciencia de tu poder se establece a través de tu
intención, y es así como enfocas la energía para la manifestación. ¿Cuál
es la intención de tu oración? Debes saberlo para usar la oración de
manera efectiva.
Otro
aspecto de la oración es la fe y la confianza en tu capacidad de
co-crear los resultados. Aquellos cuyas oraciones son respondidas no son
personas afortunadas ni especiales; tan sólo están comprometidas con
los resultados que desean y tienen fe y confianza en su propio poder. Tú
también tendrás que tener fe y confianza en tu conexión con la Fuente,
aunque ella no puede eliminar tus miedos y dudas. Ten fe en tu propia
divinidad, porque es mediante la asociación entre lo divino y lo
material cómo la energía se transforma en milagros.
Utiliza
la oración todos los días. No la reserves para ocasiones especiales,
cuando te sientas abrumado o impotente; no dejes de usarla por no
“hacerle perder el tiempo a la Fuente”. La oración te conecta con ella y
con tu propia divinidad para ayudarte a que el Espíritu esté presente
en todo lo que hagas.
El
tiempo de oración honra tu propósito, tu misión, tu divinidad y tu
poder. Es tu momento para comunicarte con la Fuente, para mantener la
atención en tus objetivos, asegurarte de que estás alineado con tu
propósito, obtener respuestas a tus preguntas y conseguir ayuda para
cada problema. A través de la oración permites que el Espíritu te guíe y
te aporte claridad en todas las áreas de tu vida. En la oración no hay
miedo porque te diriges a la Fuente de amor incondicional, y ella no
conoce el miedo. El tiempo de oración te recuerda quién eres y que nunca
estás solo.
Cuando
reces, recuerda que tus palabras tienen poder. Te estás comunicando con
la Fuente de la que formas parte. Eres tan maravilloso y tan poderoso
como cualquier otro ser del Universo. No necesitas suplicar a Dios lo
que quieres. Cuando rezas reconoces tu poder y tu habilidad para
manifestar la realidad que deseas. En tu oración puedes pedir ayuda, lo
cual no es señal de debilidad, sino la certeza de que cuentas con muchos
ayudantes cuya misión es apoyarte en tu trabajo. Cuando pides
orientación no estás admitiendo que eres débil: estás contemplando la
situación desde una perspectiva superior para que pueda resolverse de
acuerdo a tu mayor bien y al mayor bien del Todo. Se te darán las
respuestas que buscas, quizá no inmediatamente, pero observa las señales
que vayan apareciendo.
Pasar
tiempo en oración intencional es importante, porque necesitas recordar
quién eres si quieres hacer el trabajo que viniste hacer. Muchos están
confundidos y asustados por los cambios que están ocurriendo en sus
vidas y en el mundo. Todo está en orden divino. La oración es el
reconocimiento del poder del Espíritu y del amor incondicional.
Cuando
rezas irradias tu luz al hacia el mundo a través de la oración. Cada
vez que abres tu corazón y tu espíritu para comunicarte con la Fuente,
es una oración. Reza por la paz, por el amor incondicional y la alegría;
visualízalos como si ya fueran reales y así traerás su energía al mundo
y a todas las personas que viven en él.
por Jennifer Hoffmanhttp://enlighteninglife.com
Traducción: Rosa García
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
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